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No
nos damos cuenta de qué está sucediendo pero nos volvemos mucho más #angustiandos o
irritables o tenemos reacciones exageradas. Realmente, es nuestra carga
emocional la que está controlando nuestra forma de actuar y relacionarnos con
los demás. Estamos condicionados por el peso emocional de nuestras vivencias.
El malestar físico es la manera que tiene el cuerpo
de avisarte que hay un problema. Las emociones atrapadas crean el
dolor al menos el 50 % de las veces.
Es importante
poder hablar de cómo nos sentimos con personas cercanas y de confianza. No se
trata sólo de hablar de nuestros problemas y sentimientos sino de sentirnos
comprendidos.
Hay que dejar
que el cuerpo se exprese y si tenemos ganas de llorar, lloremos sin cortar el
llanto, ya que estaremos liberando a través de las lágrimas.
¿Y si queremos
expresar el #enfado? Perfecto, eso sí, siempre que seamos capaces de hacerlo de
una manera asertiva, decir nuestra verdad pero sin hacer daño al otro. Si no
somos capaces de hacerlo, es preferible escribir en un papel sobre ese enfado que sentimos, con toda nuestra
rabia o cargar nuestra ira contra un almohadón.
Es vital que a
la hora de expresar nuestras emociones no hagamos daño a los demás.